La importancia de un ultrasonido hecho por un médico Materno-fetal
- Claudia Rodriguez
- 10 jun 2024
- 2 Min. de lectura
¿Cuántas veces hemos escuchado que un bebé nació con un defecto o malformación sin que fuera diagnosticado hasta el nacimiento, aún cuando se le realizaron ultrasonidos cada mes durante su gestación? Incluso, algo más sencillo: todos conocemos a alguna madre que cuando estaba embarazada le dijeron que tendría una niña y, al final, resultó niño o viceversa, ¿por qué ocurre esto?
Pueden ser muchas las respuestas, pero sin duda, la falta de estándares de calidad aplicados sistemáticamente, la propia calidad en la formación del personal que realiza las evaluaciones, la resolución y calidad de imagen que brinda el equipo de ultrasonido y hasta el momento elegido durante la gestación en el que se practica el estudio son fundamentales para realizar un buen diagnóstico.
Realizar un diagnóstico prenatal no es una tarea sencilla, el procedimiento es uno de los más complicados a nivel técnico ya que tenemos muchísimas cosas que revisar en un tiempo limitado, con un paciente que no deja de moverse y cuya postura no siempre permite que sea claramente observado, la posición de placenta, la cantidad de líquido amniótico, entre otras, dificultan y hacen todo un reto la visualización del feto. Por último, no olvidemos las propias condiciones de la madre que son otras variables que también se evalúan y que influyen en el diagnóstico general.
Por esto es que dirigirse al lugar correcto con el personal indicado (médicos materno fetales) permite realizar un buen diagnóstico prenatal que mejore el pronóstico de calidad de vida del futuro bebé. En este sentido, no es necesario hacer una ecografía cada mes, pero sí lo es que las ecografías sean de alta calidad. La recomendación prácticamente universal es realizar tres ultrasonidos de segundo nivel en embarazos de bajo riesgo, uno en cada trimestre de la gestación, ya que cada uno de estos estudios aporta información fundamental que permite saber que el proceso va por buen camino.
En conclusión, la realización de ultrasonidos de segundo nivel debe ser asumida por los padres como una cuestión clave y de enorme importancia en la que la calidad de los estudios es exponencialmente más importante que la cantidad de estos. La detección de malformaciones fetales en manos de un experto médico materno-fetal puede llegar a ser de más del 90 por ciento, y este margen puede suponer grandes diferencias y cambios en la calidad de vida del bebé, por lo que, ciertamente, vale la pena realizar estos estos estudios con los mejores especialistas y mejor equipados.